lunes, 19 de diciembre de 2011

El encuadre

-Introducción:

Todos los medios de expresión visual tienen algo en común: el encuadre. La realidad no tiene fronteras conocidas. La representación, por el contrario, precisa de límites: El encuadre.
Existen diversos criterios para estudiar el encuadre:
-Tamaño y formato: Atiende al propio espacio que las imágenes ocupan.
-Planos, puntos de vista, movimiento y continuidad: Atiende al modo de representación del espacio real.

-Tamaño y formato

Son factores externos al encuadre. Mediatizan en buena parte lo que la imagen contenga. Entre ambos elementos brindan un marco y el marco es el punto de partida de toda imagen, el lugar donde se debe ubicar. La modificación del tamaño altera la sensación obtenida al contemplar una imagen. Ejemplo: no es lo mismo observar el lienzo de Picasso “Guernica” en el Casón del Buen Retiro de Madrid, que en una postal. Cada medio tiene un surtido de tamaños preestablecido y en función de ello se elaboran las imágenes.

En el comic, esta gama es bastante amplia. En las historietas, un determinado encuadre adquiere valores expresivos insólitos, jugando simplemente con su tamaño en el papel. No es lo mismo que un primer plano de un personaje ocupe un cuarto de página o la página entera. De igual modo, no se lee con la misma velocidad un plano general que ocupa media página y un plano detalle con una superficie reducida. De hecho la relación entre el espacio representado en las viñetas y el tiempo real que se invierte para leerlas constituye un punto esencial en el ritmo del comic.

El vídeo y la televisión, además de producir imágenes propias, sirven de soporte para la transmisión de otros medios. En lo que concierne al tamaño, esta transmisión suele acarrear numerosos problemas. Rara vez respeta la imagen televisiva el tamaño de imágenes realizadas en otros soportes. El caso más evidente lo tenemos en el cine. La realización cinematográfica se concibe desde el principio para que la película sea proyectada en salas convencionales con pantallas de gran tamaño. Un plano muy general puede tener una gran fuerza en la proyección visual. Cuando ese mismo plano lo contemplamos en el receptor, se llega incluso a perder información de muchos detalles, detalles imperceptibles por la reducción.La televisión sólo acepta una puesta en escena casi achatada, sin relieve y, desde luego, con planos muy cercanos de los sujetos representados. Por eso, en los spots publicitarios realizados para televisión abundan sobremanera lo encuadre próximos, en detalle. Se elude así la limitada capacidad de impacto de un tamaño reducido.

El encuadre también depende del formato. El formato de una imagen es la relación existente entre sus lados verticales y horizontales. Una imagen de formato corto es aquella que se aproxima al cuadrado. Así ocurre con la pantalla de televisión. Aunque más pequeño de tamaño, el papel fotográfico de 10x15 cm posee un formato más largo. Un formato aún extremo es el de la películas en cinemascope.

El formato implica una elección bien diferente del tamaño. Imágenes de dimensiones muy diversas pueden tener idéntico formato. Una foto de9x9 centímetros posee el mismo formato que un mural de 20x20 metros. Es preciso insistir en que el formato se establece por la proporción entre sus lados. Tanto la imagen de 9x9 cm como la de 20x20 m tienen una relación entre sus lados de 1:1. La pantalla de televisión y las películas antiguas cuentan con un formato semejante, 1:1’33. Las películas panorámicas se extienden a 1: 1’66 y los formatos scope llegan al 1: 2’55.


En los medios en los que existe un repertorio variado de formatos, la elección de uno u otro tiene indudables consecuencias estéticas.
La mayoría de los filmes se ruedan en formatos panorámicos, ocasionalmente cuando se trata de producciones de alto presupuesto, es el espectacular scope.
Con los formatos cinematográficos se da una adulteración similar a la de los tamaños: cuando hay un trasvase de un medio a otro se cercena con insistencia el formato original. En televisión, el formato 1:1’33 de las películas clásicas se emite sin mayor problema. Por el contrario, los panorámicos y scopes casi siempre salen malparados en la pequeña pantalla. Si se desean respetar los formatos originales, hay que renunciar a parte de la pantalla del receptor.


La imagen visible se hace más pequeña y aparecen arriba y abajo las consabidas franjas a las que no acaba de acostumbrarse el telespectador.
Para evitar las franjas, se recorta el encuadre, con lo que los formatos panorámicos y scopes ven disminuidas sensiblemente las superficies de sus imágenes. Eso provoca verdaderas manipulaciones de la composición y el ritmo de una película. En planos en los que aparecen enfrentados dos personajes, se córtale encuadre por la mitad para ver solo al que habla. De esta manera, una escena que el directo resolvió en una sola y tranquila toma se convierte en un desenfrenado torbellino de planos de cada uno de los personajes que dialogan.
Hasta ahora nos hemos referido exclusivamente a formatos rectangulares y en disposición horizontal.
La verticalidad se considera prácticamente una transgresión. En algunas películas mudas, el formato horizontal se sutituía sobre la marcha por otro vertical, cuando la situación así lo requería. Hoy eso parece impensable.
Solo en el comic se advierte una cierta libertad de formatos en el recuadro de viñetas. Aunque abundan especialmente los rectángulos horizontales, también es posible el diseño de cualquier figura geométrica: Círculos, rombos, pentágonos...
Una línea demarcatoria discontinua o con forma de nube sirve, por ejemplo, para indicar que lo representado en la viñeta pertenece a un tiempo anterior o es algo imaginado.

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